El proceso artístico es para mí una profunda meditación, un viaje de conexión con el ser y un retorno a la esencia.
Cada obra surge de un espacio de introspección y serenidad, donde el arte se convierte en un reflejo de mi exploración interna y mi búsqueda personal.
Encuentro inspiración en la salvaje naturaleza y en mi propio camino interior.
"Cada pintura es una ventana a un momento íntimo donde habita la presencia.
Cuando pinto mi cuerpo se siente ligero, la respiración es sutil, hay silencio afuera y un torrente que burbujea adentro.
Las respuestas aparecen en la tinta,
en el momento presente, como susurros entre el silencio.